Yo debì nacer en marzo
a la puerta de la aurora
Debì ser amplia y complaciente
como blumer de señora.

Debí tener las manos finas,
y entonar muy bien el piano
y entre señas y escurridas
toquetearme a las dos manos.

Y frojarme en buena escuela,
en modales de alabastro,
y no ser la oveja prieta
que provoca al holocausto.

Pero como no nací en marzo
ni me saludan las auroras,
ni me salen notas nobles,
ni me brotan amapolas.

Entonces me pujè en septiembre,
en el mes del purgatorio
donde vienen los otoños
a su gris premonitorio

Y me burlo de mi misma
de mi estirpe de mal paso,
de quedarme en las ruletas
con el ùltimo balazo.

Te ofrezco esta absurda medida,
te ofrezco mi medio cielo.
Yo quiero beberme la vida
de los labios de tu aguacero.