Ya ves, amor,
tú que hablabas del tiempo
y ahora es sólo una daga
que viene a rajarnos los huesos.
Ya ves , amor,
cuanto cuidamos los besos
y ahora respiro
y se escapan
como una nube de incienso.
Ya ves , amor,
cómo nos roe el invierno.
Yo, con boleto en mano.
Tú, con el pecho muerto.